Me he resistido a hablar de política en este espacio. Lo he hecho desde
cuando inicié Entre locos y Garabatos,
aún siendo, junto con el cine y la literatura, una de las pasiones que mueven
mi vida. Sin embargo, hoy voy a permitirme una excepción.
Daniel Miranda, un joven poeta y compañero mío del Centro Literario Xavier
Villaurrutia a quien admiro por la dedicación que le imprime a cada uno de sus
versos y por su valiente decisión de abandonar todo, absolutamente todo, por
sus letras, ha decidido retirarme la palabra.
¿Por qué? Porque me considera priísta.
Esa sospecha le ha sido suficiente razón para insultarme: “¿Ya fuiste a
Soriana a cobrar lo de tu voto, vendido?” Me rio, pretendo no haberlo
escuchado. En el transcurso de la semana me ha escrito mensajes en tono de
amenaza como si las irregularidades hubieran sido orquestradas por quien hoy
les escribe. Aquí, uno de ellos: “El pueblo votó y Peña no ganó. Si no hay
solución, habrá revolución. Entiéndanlo ya, no habrá imposición." Mi
respuesta, el silencio. El respeto, perdido.
Lo peor de todo es que nuestro caso, el de Daniel y el mío, no es único; es
a escala nacional. Ciudadanos se declaran enemigos los unos a los otros sin si
quiera detenerse a escuchar al prójimo. Se emiten juicios sin sustento. No hay
diálogo, sólo monólogos. Pulula odio generando más de él, diferencias entre
unos cuantos provocan indiferencia en muchos.
El resultado, un país dividido.
Tan preocupante es una barrera entre dos naciones como las millones de
barricadas aislando a quienes comparten una identidad, centenares de
problemáticas, una insignia sobre un pasaporte.
Señora Josefina Vázquez Mota, señores Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel
López Obrador y Gabriel Ricardo Quadri de la Torre, hoy exijo un ejemplo de unidad
de la clase política. Les pido que hagan a un lado sus posturas partidistas,
las pugnas. Construyan, avancen, expulsen la parálisis; instauren armonía.
Trabajen por algo más grande, por México.
Trabajen por algo más grande, por México.
De este modo, quizá, Daniel y yo, volvamos a ser amigos algún día.